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El computador de Palacio

Colombia

Por Daniel Coronell
OPINIÓN
Las ocho páginas de excel se pueden ver en Semana.com y permitirán formarse su propia idea sobre meritocracia y politiquería

Sábado 25 Julio 2009
La mejor prueba de la manera como el gobierno compró la primera reelección de Álvaro Uribe está en documentos electrónicos de la propia Presidencia de la República. Un computador que han manejado los asesores Juan David Ortega, Hernando Angarita y Claudia Salgado registra las diferentes prebendas con las que pagaron la reforma constitucional (antes, durante e incluso dos años después de su aprobación).
Al tema notarial, cuyo rompecabezas se empieza a armar gracias al testimonio del ex superintendente Manuel Guillermo Cuello Baute, se le debe sumar ahora un documento que tengo en mi poder y que muestra los movimientos efectuados en la nómina diplomática y consular del país en los meses siguientes a la aprobación del ‘articulito’.
Se trata de una planilla de Excel, (Ver icono.jpg) titulada ‘Temas Internacionales 2006’, que en cinco columnas deja claras las identidades de los padrinos de varios funcionarios y de sus eventuales reemplazos para pagar nuevos favores.

Por ejemplo, el entonces representante Jaime Amín, quien para la época era el hombre de José Name en la comisión primera de la Cámara, recibió al menos dos puestos importantes por su voto a favor de la reelección. Su esposa, Claudia Margarita Betancur, fue nombrada notaria sexta de Barranquilla por el presidente Uribe y Sabas Pretelt, por aquellos días Ministro del Interior y Justicia.

Ese nombramiento ocurrió nueve meses después de la aprobación de la reelección. Sin embargo, la buena racha burocrática y económica de la familia de Amín no paró ahí. Apenas tres días después del nombramiento de su esposa, el Ministerio de Relaciones Exteriores designó cónsul en Nueva York al cuñado del representante y hermano de la nueva notaria.
El documento Excel muestra el nombre del funcionario Javier Ernesto Betancur y entre paréntesis el de su padrino: Jaime Amín. (Ver New York.jpg)

Name también recibió lo suyo. En el mismo papel elaborado en 2006 está registrado el nombramiento de su hija Margarita Rosa Name en la Misión de Colombia ante la Organización de Naciones Unidas. (Ver ONU.jpg)

Varias personas me han contado que Jaime Amín se apartó de la casa Name y que ahora busca construir una carrera política alejada de las prácticas de su antiguo jefe. Me temo que su pasado empañará sus buenos propósitos.
El Excel de la Presidencia también deja conocer las identidades de quienes estaban rondando los puestos para esas fechas. Al lado del nombre de Pablo Toloza Acevedo, según el papel secretario de la Embajada en Italia, hay una columna de aspirantes al cargo que en negrilla señala: «Qué hacer hijo de José Obdulio». (Ver italia.jpg)

En cambio, hay otros marcados como intocables. Es el caso de Pedro Álvaro Pava, que tiene entre paréntesis la anotación: «No tocar María Eugenia Gutiérrez». (Ver Paraguay.jpg)

Las ocho páginas de Excel se pueden ver en semana.com y permitirán formarse su propia idea sobre meritocracia y politiquería. (Ver documento)
El registro en el sistema muestra que el documento fue creado el martes 18 de julio de 2006 a las 10:19 de la mañana, e impreso ese mismo día a las 6:45 de la tarde. (Ver creado.jpg)

El documento tiene la firma electrónica de su autor. Se llama «juanortega» y el office que sirvió para su elaboración fue registrado a nombre de la organización «Presidencia de la República». (Ver autor-JuanOrtega.jpg)

Juan David Ortega fue asesor de la Secretaría General de la Presidencia de la República, de allí pasó a ocupar la Secretaría General del Ministerio de Agricultura y ahora es directivo de la campaña presidencial del ex ministro Andrés Felipe Arias.
Hace unos meses, Ortega se negó a responder las preguntas de la Corte Suprema de Justicia sobre su relación con Teodolindo Avendaño. Alegó el derecho a no autoincriminarse.

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La ayuda

Colombia

Bueno, esto es lo que dice el Presidente Uribe y el Embajador Brownfield en este vídeo por las malas relaciones que están teniendo con sus vecinos, además los que iban en ese avión Kfir los israelíes, como se vió que salió el avión una mala maniobra. Les recomiendo leer en este blog en NARCOTURISMO algunas cosas que hacían los israelíes cuando venían a Colombia..

Ahora veamos este otro vídeo donde el Embajador Brownfield hablaba de otra manera no pronunciaba la palabra «cero» sobre sus bases americanas. Y que los países vecinos tenían que dejarlos entrar cuando hubiera una misión porque era una ley internacional. ¿Entonces a qué están jugando?

Por Antonio Caballero

OPINIÓN
El aumento de la ayuda norteamericana que tan contento tiene a este gobierno sólo servirá para agravar la guerra que vivimos.
Sábado 18 Julio 2009

Primero dijo el entonces Ministro de Defensa Juan Manuel Santos que el gobierno no les daría una base militar a los Estados Unidos. Aquí mismo comenté que esa era la prueba de que pensaba darles varias. Y así ha sido. El actual ministro de Defensa, general Freddy Padilla, informa que son tres: Malambo, Apiay y Palanquero. Agrega que, si por el gobierno fuera, serían por lo menos cinco: «Nosotros hemos solicitado -dijo- entregar también Larandia y Tolemaida». Y al parecer serán en realidad siete, contando las bases navales de Cartagena y Bahía Málaga, que recibirán «visitas» de los buques de guerra norteamericanos. Agrega el general que no es necesario ni siquiera consultar al Congreso (lo cual, en el lenguaje de este gobierno, significa que no van a comprar congresistas con embajadas y notarías), porque «los expertos en esta materia consideran que no se trata de nada nuevo». Y es verdad: la entrega de las bases forma parte de la larga tradición cipaya de abyección ante el imperio de todos los gobiernos de Colombia. Tanto es así que ni siquiera sorprende que esa haya sido la manera escogida por el de Álvaro Uribe para celebrar el bicentenario de la independencia del imperio anterior. Pero lo cierto es que da vergüenza ajena. Tanta, que por contraste parece menos grotesca la idea municipal de los globos aerostáticos con anuncios publicitarios.

Y explica el Presidente, como siempre, que la entrega de las bases a los norteamericanos tiene por objeto conseguir «que nos ayuden en esta batalla contra el terrorismo y el narcotráfico».

Como siempre, digo, porque esa es la excusa (también tradicional) que alega el gobierno para cualquiera de sus actos. Para subir los impuestos o para bombardear a los vecinos, para no llevar a juicio a los paramilitares o para no compensar a sus víctimas. Para lo que le convenga o para lo que se le ocurra. Parece como si no se hubiera dado cuenta de algo que ha sido de sobra comprobado en la historia ya larga de esos dos fenómenos: que ambos son generados en buena medida por la ayuda norteamericana.

En el caso del narcotráfico la evidencia es tan clara que ha acabado por convencer incluso a personas que, en su momento de poder local, se inclinaron ante la presión imperial de los Estados Unidos para combatirlo a sabiendas de que ese combate es la mejor manera de fortalecerlo: es el caso de los ex presidentes Gaviria de Colombia, Zedillo de México y Cardoso de Brasil, firmantes de un reciente documento en el que reconocen que la guerra contra la droga ha sido no sólo inútil sino contraproducente. Ha destruido física y moralmente los países a la vez que conseguía que aumentara el consumo del producto y el poder y la riqueza de las mafias que lo manejan.

En el caso del terrorismo, antes llamado subversión, la relación de causa a efecto también es notoria aunque esté velada por la ideología. No sólo en Colombia, sino en todos los países que han conocido el fenómeno este ha sido fortalecido por el antiamericanismo, fruto a su vez de la «ayuda» procurada a sus gobiernos por los Estados Unidos para combatirlo. Y así es tanto en los países en los que la subversión, hoy llamada terrorismo, ha sido derrotada (la Argentina o Chile), como en los que ha triunfado (Cuba o la Nicaragua de la primera victoria sandinista). Y esto no sólo en América sino en Asia y en África, de Vietnam al Congo, e inclusive en la Europa de la Guerra Fría. Para no hablar del Oriente Medio.

De manera que el aumento de la ayuda norteamericana que tan contento tiene a este gobierno sólo servirá para agravar la guerra en que vivimos. Lo cual explica, de rebote, el contento del gobierno: él vive de que esa guerra se mantenga. Si en Colombia hubiera paz, no habría Uribe.

Me viene a la memoria el razonamiento con el cual la señora Jeanne Kirkpatrick, asesora de Seguridad de Ronald Reagan, trató de persuadir al gobierno de Costa Rica de que aceptara la ayuda norteamericana para armar un ejército, inexistente en el país desde los años cincuenta. «Lo necesitarán -les dijo la consejera de Reagan- para combatir la subversión». «Es que en Costa Rica no hay subversión», le respondieron. Y ella concluyó: «La habrá en cuanto tengan un ejército».

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De burrada en burrada

Colombia

eltiempo.com

Claudia López

Una cosa piensa el burro y otra el que lo arrea, afirma un popular dicho colombiano. La visión del presidente Obama de construir una política internacional que supere la lucha ideológica y militarista de la guerra fría no parece haber sido escuchada y menos atendida por sus supuestos representantes en estas tierras. Apenas ha cambiado el lenguaje. La amenaza ya no se llama comunismo, sino chavismo, y como parece políticamente incorrecto atacar al chavismo como al comunismo (con golpes de Estado, operaciones militares abiertas y apoyo a regímenes violatorios de derechos humanos), entonces agazapan la confrontación ideológica bajo la égida de lucha contra «el narcotráfico y el terrorismo».

Al tiempo que Chávez seguía como protagonista en la crisis de Honduras y empezaba a liderar el debate continental por el traslado de operaciones militares estadounidenses de Manta a Colombia, una agencia norteamericana publicó un informe según el cual Venezuela es el nuevo «narcoestado» de la región y epicentro de las «principales rutas de narcotráfico». Basta un mínimo de sentido común para reconocer que si Colombia es el epicentro de los cultivos de coca en la región, es también el origen de las «principales rutas de narcotráfico». Cualquier ruta de coca que pase por Venezuela pasa o se origina en Colombia. Pero lo conveniente ideológicamente es decir que Venezuela es un narcoestado y callar sobre el estado de la democracia colombiana.

Como ese informe no logró enterrar el debate del traslado de las bases ni el protagonismo del presidente Chávez, optaron por una acción más contundente: filtrar un video en el que supuestamente el ‘Mono Jojoy’ confirma que las Farc financiaron la campaña del presidente Correa. Como era obvio, el video se volvió una «bomba noticiosa». Un mínimo de rigor periodístico obligaba a los medios a informar que el video fue incautado hace más de dos meses, a pesar de lo cual no ha sido judicializado, y que está editado, es decir que lo que allí se ve fue manipulado por quien lo incautó y seguramente lo filtró: el Ministerio de Defensa de Colombia.

Sería malpensado creer que la embajada norteamericana en Colombia es parte de la «bomba noticiosa» de no ser porque más se tardaron en filtrar el video que en salir el embajador norteamericano a resaltar la contundencia y la gravedad de lo denunciado en el video y a pedirle a la comunidad internacional que lo tome seriamente. A continuación se cumplió lo «sugerido». La Casa de Nariño ratificó la contundencia y seriedad del video, el ex ministro Santos declaró sobre el video que «más claro no canta un gallo» y el Gobierno lo envió a la OEA y la Interpol. La historieta y el repertorio es tan obvio que ni siquiera nos dejaron algo para la imaginación. Si eso hacen sin que estén operando las bases en Colombia, ¿qué no harán cuando las tengan?

Cualquiera que haya estudiado un mes a las Farc sabe que se caracterizan por la paranoia y compartimentación de información. Es inverosímil que el ‘Mono Jojoy’ reuniera a un montón de troperos farianos a leerles asuntos del secretariado. La voz y las imágenes no coinciden. Los cortes son abruptos, la intercalación de temas inconexos es evidente y los empates de la edición son como de estudio de garaje. Pero esos detalles no los nota un televidente desprevenido, mucho menos cuando la introducción de los titulares y presentadores es que apareció «la prueba reina», «irrefutable» de que las Farc financiaron a Correa.

Cincuenta años de práctica y retórica «antisubversiva» no se paran en un día. Pero ya va siendo tiempo de que la nueva política de Obama se note en la práctica de sus operadores militares y políticos regionales y no sólo en sus discursos. La torpeza de la práctica antisubversiva norteamericana incendió de violaciones y guerras este continente y volvió a unos tiranos «héroes revolucionarios» y a otros «héroes de la democracia». La inercia torpe de esa práctica y retórica ha vuelto a Chávez «héroe antiimperialista». La era Obama de política exterior no se sentirá efectivamente en Latinoamérica si la práctica de sus embajadores no empieza a coincidir con los discursos de su Presidente.
Claudia López

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