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El Brindis del BOHEMIO

POESIA

GUILLERMO AGUIRRE y FIERRO  (Mexicano)

En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían seis alegres bohemios.
Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.
El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al revolverse en nada
la vida de los sueños.

Pero en todos los labios habia risas,
inspiración en todos los cerebros,
y repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.

Era curioso ver aquel conjunto
de aquel grupo bohemio
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que,melosa y delicada,
la música de un verso.

A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos
del grupo, y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros
con el idilio roto que venia
en alas del recuerdo.

Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo de bohemios
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica
del feliz año nuevo…

Una voz varonil dijo de pronto:
-¡Las doce, compañeros!
Digamos el «requiescat» por el año
lleguen hasta las grutas,
formadas de metal y de granito,
del corazón de la mujer ingrata
que a desdenes me mata,
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!

Porque a su corazón llegué mi canto,
porque enjuaguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos,
porque con creces mi pasión me pague…
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.

Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas las partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reír y todo.

Se brindó por la patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llenan de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.

Solo faltaba un brindis, el de Arturo,
el del bohemio puro, de noble corazón
y gran cabeza; aquel que sin ambages
declaraba que sólo ambicionaba
robarle inspiración a la tristeza.

Por todos estrechado alzo la copa
frente a la alegre tropa
desbordante de risa y de contento.
Los inundó la luz de una mirada
sacudió su melena alborotada
y dijo así, con inspirado acento:

-Brindo por la mujer, mas no por esa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer, ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.

Que ha pasado ha formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!,
porque nos traiga ensueño;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos.

-Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga
que las pena mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.

Brindo porque ya hubiese a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza,
si en mi cielo de tul, limpio y divino,
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: ¡Mi esperanza!

-¡Bravo!, dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste breve, bueno y sustancioso.

El turno es de Raúl; alce su copa
y brinde por… Europa,
ya que su extranjerismo es delicioso…

-Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría;
y en el que hubo mujeres seductoras
y frente soñadoras
que se juntaron con la frenta mía…

Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de deliquios, de desvelos.

-Yo brindo, dijo Juan, porque  en mi
mente brote un torrente
de inspiración divina, seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira
que sonríe, que canta y que enamora.

Brindo porque mis versos cual saetas
Yo no brindo por ella, compañeros;
brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos;
por la mujer que me arrulló en la cuna.

Por la mujer que me enseño de niño
lo que vale el cariño
exquisito,profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dió en pedazos
uno por uno, el corazón entero.

¡Por mi madre!, bohemios; por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña, tal vez que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.

Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dió la vida, ternura y cariño;
por la que fué la luz del alma mia,
y lloró de alegría sintiendo mi cabeza
en su corpiño.

Por ésa brindo yo;
dejad que llore, y en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.

Por la anciana infeliz que gime y llora
y que al cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella,
¡Por mi madre!, bohemios,
que es dulzura vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella…

El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.

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